lunes, 7 de mayo de 2012

CUENTO DE MARIO BENEDETTI SOBRE MI OTRO YO ......


Este cuento tan sencillo nos puede ayudar a pensar y reconocer como somos.

Nos comportamos de formas distintas segun las situaciones, adoptamos "roles"  diferentes que nos ayudan   a identificarnos pero que a la vez pueden parecernos contradictorios.

Proyectamos una cara, pero nadie sabe exactamente lo que pensamos, sentimos y  a veces, ni  nosotros mismos nos  reconocemos..... 



Debemos estar preparados para afrontar la vida, ser tolerantes con los errores de los demás y con los nuestros, reconocer  los triunfos y fracasos,  propios y ajenos, ser humildes y sobre todo,  aceptemos a las personas y las cosas como son, tal y como son, y  vivamos la vida con totalidad.

No nos conformemos, creamos en nosotros mismos, en nuestras posibilidades  y mejoremos.


"Se  trataba de un muchacho corriente, en los pantalones se le formaban rodilleras, leia historietas, hacia ruido cuando comia, se metia los dedos en la nariz, roncaba en la siesta... se llamaba Armando Corriente, en todo menos en una cosa,  tenia Otro Yo.





El Otro Yo usaba cierta poesia en la mirada, se enamoraba de actrices, mentia cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo, y le hacia sentirse incomodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podia ser tan vulgar como era su deseo.



Una tarde, Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero despues, se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se habia suicidado.







Al principio la muerte del Otro Yo fué un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora si podria ser enteramente vulgar. Este pensamiento lo reconfortó. Solo llevaba cinco dias de luto, cuando salió a la calle con el proposito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: "Pobre Armando. Y pensar que parecia tan fuerte y saludable".




El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reir y al mismo tiempo, sintió a la altura del esternon un ahogo que se parecia bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolia, porque toda la melancolia se la habia llevado el Otro Yo.

Mario Benedetti."




Que tengais una buena semana.

2 comentarios:

Quizás te interese también:

Related Posts with Thumbnails