martes, 3 de mayo de 2011

Yoga en las aulas para mejorar la concentración y conducta

Una veintena de centros de Catalunya incluyen la disciplina de relajación en sus clases

Hace tiempo que queria compartir esta noticia, que me parece interesantisima por los beneficios que puede aportar al sector de la enseñanza.

Todavia hay un sector de personas que por desconocimiento y la mala información que algunas veces se transmite tienen un cierto rechazo hacia esta practica que tanto nos puede ayudar a mejorar nuestra vida cotidiana y vivirla más viva y feliz.


Instituto Mercè Rodoreda de l’ Hospitalet de Llobregat. Once de la mañana, clase de inglés. Los veinte chavales –entre 12 y 13 años– están en el aula, ante sus pupitres, relajados y en un silencio absoluto. “¿Silencio? ¿Qué es eso?”, bromea la profesora de otra escuela al conocer la experiencia. El milagro se debe a la práctica de yoga en clase.

Breves sesiones de yoga adaptadas al contexto escolar, con los alumnos sentados o de pie, entre mesa y silla, bastan para devolver la calma a una clase en plena revolución. “Es evidente que los estiramientos consiguen enderezar la espalda y unos simples ejercicios de respiración calman y mejoran la atención”. Pero no es esta una fórmula que deba tomarse como solución de urgencia para tranquilizar a los alumnos más inquietos. Va mucho más allá. “Son enseñanzas que les sirven fuera de la escuela. Pueden usarlas de por vida: en momentos de estrés, ante una situación agobiante, etcétera... Y en clase, por supuesto, los conflictos disminuyen y ellos se responsabilizan”, explica la profesora Lídia Serra.

“En nuestro gremio, últimamente, estamos viendo muchos casos de maestros con depresiones, con ansiedad... De hecho, empezamos a asistir a clases de yoga para nosotros, los adultos. Y allí descubrimos las aplicaciones en el alumnado”, confiesa Lídia. Ella forma parte del grupo de profesionales que, desde hace cinco años, están introduciendo en Catalunya unas técnicas que en algunos países de Europa –como Francia– ya llevan treinta en las aulas. Puede encontrarse yoga, además, dentro de la lista de optativas de escuelas inglesas, norteamericanas, rusas, australianas...

Constituidos como grupo de trabajo del Institut de Ciències de l’Educació (ICE) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), esta veintena de personas –docentes y no docentes– trabajan en el yoga, se forman y, a su vez, imparten sus enseñanzas a maestros. Defienden las ventajas de la aplicación del yoga en clase, desde la educación infantil al bachillerato. “Si, como hemos visto, armoniza absolutamente con la nueva ley educativa, si responde a las demandas del informe Delors y la pedagogía sistémica... ¿por qué no llega un respaldo institucional más definitivo?”, plantea Serra.

Los estudios les dan la razón: son técnicas que estimulan las capacidades de aprendizaje y motivación, pulen la relación entre alumnos y profesor, disminuyen la agitación propia de las clases, aumentan el grado de atención y mejoran la conducta. “Los primeros días algunos se sienten extraños, pero luego ellos mismos son los que te piden las técnicas”, explica Eulàlia Muñoz, profesora de inglés que lleva doce años usando el yoga en clase y cinco en el grupo de trabajo. Recibió su formación en Francia. Detalla las ventajas: “Aumenta de modo espectacular la complicidad entre profesor y alumno. Se trata de un trabajo emocional que deja que cada uno crezca a su modo. Aquí no hay uno que lidera y otro que se aparta. Todos son capaces –el niño tímido o el violento– y eso aumenta su autoconocimiento, socialización y concentración”.

El yoga, en definitiva, sería una lección democrática: “Aquí desaparecen los roles, no hay nadie mejor ni peor”.

Eulàlia sigue con su clase, baja un poco las persianas, les pregunta cómo se sienten. Los chavales ya han hecho sus ejercicios de respiración con los ojos cerrados, sus estiramientos y, en pocos minutos, el barullo que había al entrar en clase se ha reconvertido en una atmósfera pacífica envidiable. Trabajan ahora en grupo, colaboran, escuchan una leyenda australiana y, de paso, amplían su vocabulario en inglés. Visualizan una montaña, “ahora estáis en lo más alto, cogéis un trineo y desde allí os dejáis caer por la ladera...”. Se respira una paz inusual.

Se trata de una formación reconocida por el Departament d’Ensenyament como medio excelente para hacer más eficaz el sistema educativo, especialmente en épocas socialmente convulsas, con muchas familias afectadas por la crisis y el estrés. El proyecto de intrucción en las escuelas barcelonesas se gestó el pasado año. “Pero nos gustaría que hubiera más compromiso institucional. Que el Departament d’Ensenyament se planteara aplicarlo desde la universidad a los futuros profesores”. El yoga es una actitud de vida que garantiza el respeto. “Algo que hoy por hoy no tenemos siempre en nuestras aulas”, añade Lídia Serra.

A principios de abril profesionales de distintos países celebraron una jornada pedagógica en Barcelona. Era la primera que se realizaba en España sobre yoga y educación. Impartieron talleres, compartieron experiencias y ahora andan valorando las propuestas de futuro. Como representantes en España de la asociación internacional RYE (Recherche sur le Yoga dans l’Éducation) preparan, para el próximo mes de julio, un encuentro internacional –como cada dos años– que en esta ocasión se realizará en Oporto. Entre los países afiliados a la RYE figuran Francia, Reino Unido, Bélgica, Italia, Portugal, España, Grecia e Israel y la rama sudamericana la componen Brasil, Uruguay y Colombia.

“De algún modo nos gustaría cierto reconocimiento de esta labor por parte de la administración. Una programación más estructurada, porque hasta ahora podría decirse que hemos trabajado casi a escondidas”, explica Eulàlia Muñoz. Lo cierto es que, en todo lo que ha durado su clase de inglés, no le ha hecho falta gritar ni una sola vez. Ni llamar la atención a nadie. La clase se cierra con un rap cantado a pleno pulmón: Holiday Rap by Mc- Miker and DJ Sven.


Un clásico en Francia

La RYE (Recherche sur le Yoga dans l’Éducation) es una asociación fundada por educadores y para educadores en Francia. Fue creada en 1978 por la doctora Micheline Flak, del Instituto Superior de Pedagogía de París, y desde entonces no ha dejado de crecer y expandirse en distintos países. Nació del cruce entre el yoga milenario y el sistema educativo y su existencia responde a una demanda colectiva. “Creo que, junto con los programas gubernamentales de alfabetización, necesitamos un programa de estudios para la alfabetización ‘interior’, a fin de enseñar a los niños a leer el libro de su cuerpo, corazón y mente”, declaraba la doctora Flak, que abogaba por una educación que contribuya a abordar el aprendizaje y la vida de modo holístico. “El rechazo y desmotivación no es ineluctable en la escuela”. Los miembros de la RYE rebaten a quienes desconfían o creen que estas técnicas son un tiempo robado a la disciplina o la memoria, por ejemplo. Están convencidos de que el placer de aprender y el yoga, juntos, pueden armonizar a quienes se daba por perdidos, ofrecer nueva motivación a los alumnos que se aburren, insuflar una dosis de energía a quienes están cansados y calmar a los más nerviosos.

Que tengais una buena semana.



1 comentario:

  1. Me parece una fabulosa iniciativa María Rosa. Ojalá y se generalizara su uso. Sería muy positivo para los chicos.
    Besitos amiga

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